jueves, 27 de diciembre de 2012

Deseo.



Mi mano tomando la suya, mi olfato detecta y disfruta de su aroma de mujer, adictivo, divino, tibio, que me  invita a seguir explorando toda su geografía, nuestras pieles se rozan, le doy todas las caricias que tenía guardadas por tanto tiempo, porque ninguna mujer me había hecho sentir lo que ella pudo.

Somos dos extraños en un salón, nos vemos por vez primera, pero todo lo que detecto es su humanidad, hermosa. Actuó sin pensar, soy todo animal, todo carne, en ese momento cambiaria todo lo que tengo por un roce más. Aún cuando es por vez primera que nos conectamos, no hay movimientos bruscos, todo es natural, todo es armonía. El olor de su cabello me invita a arroparla con mis brazos, a sentirla mía, puede ser que mas nunca nos veamos, pero nunca pertenecerá a alguien más de lo que a mí ha pertenecido. Somos uno los dos, somos un caudal de energía que fluye sin obstáculo alguno, me siento más vivo que nunca, sensible a cualquiera de sus caricias, a sentir su respiración cerca de mi, a ser el centro de su mirada, olernos, reconocernos. Algo me hace sentir que no es la primera vez que la toco, aunque estoy seguro de que no la conocí antes de ese día.



1 comentario:

  1. Supongo que eso también es amar. Sutil e irracional. ¿Tal vez amar con los sentidos, que es amar con toda tu humanidad rebasa (de ser comparable)los límites de amar con la razón? Pero puede ser tan fugaz y al mismo tiempo tan atemporal que podríamos llegar a sentir en un segundo la pasión que a veces no se siente en toda una vida prolongada.

    P.D: Traté de publicar algo, pero no supe cómo.

    ResponderEliminar